Diversos países en desarrollo como México, China, Turquía, India, Vietnam, Brasil y Sudáfrica se están convirtiendo en líderes en energía sostenible y ya cuentan con sólidas políticas para promover el acceso a la energía, las energías renovables y la eficiencia energética, según un nuevo informe del Banco Mundial.
El informe titulado RISE (Regulatory Indicators for Sustainable Energy) presenta indicadores de políticas sobre energía sostenible y señala que en cada región del mundo, y en particular en África al sur del Sahara, hay muchísimo margen para lograr mejoras.
RISE evaluó a 111 países en tres aspectos: acceso a energía, eficiencia energética y energía de fuentes renovables. El informe tiene por finalidad ayudar a los Gobiernos a determinar si cuentan con un marco regulador y de políticas para propiciar avances en materia de energía sostenible, y señala en qué ámbitos se puede hacer más para atraer inversión privada. Además, también permite a los países medir su desempeño en comparación con otros y hacer un seguimiento de sus progresos a lo largo del tiempo.
“RISE será una herramienta muy útil para los responsables de la formulación de políticas, pues les ayudará a identificar e impulsar políticas y regulaciones que estimulen la clase de inversiones necesarias para ampliar el acceso de todos a energía moderna, asequible y segura”, dijo Riccardo Puliti, director superior y jefe de Prácticas Mundiales de Energía e Industrias Extractivas del Banco Mundial.
El informe fue preparado como una contribución a la iniciativa Energía Sostenible para Todos. Rachel Kyte, directora general de la iniciativa y representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas, dijo: “Al mundo le urge lograr la transición a la energía limpia, proceso que permitirá suministrar servicios de energía a todos, crear empleo, garantizar la atención de salud y la educación, y posibilitar el crecimiento de las economías. Un elemento clave para esa transición es el aumento del uso de energía de fuentes renovables”.
“El informe RISE ofrece a los rectores de las políticas e inversionistas la información más detallada a nivel de los países disponible hasta ahora sobre cómo podemos aplicar reglas del juego equitativas con respecto a la energía de fuentes renovables en todo el mundo. Con políticas inteligentes se puede acelerar esta transición”, agregó.
El sistema RISE permite determinar dónde es más necesario realizar esfuerzos adicionales: los países desarrollados y en desarrollo deben aunar sus fuerzas. De los principales 10 países de alto impacto en materia de energía renovable y eficiencia energética, todos cuentan con marcos de política relativamente sólidos.
Ante la fuerte disminución del costo de los paneles solares, ahora existe una oportunidad para suministrar electricidad a aquellos clientes que están fuera del alcance de las redes eléctricas. Sin embargo, son numerosos los países que han hecho poco por crear un entorno normativo propicio para acelerar la difusión de los sistemas de energía solar para uso doméstico.
En el informe se destaca que, en muchos países, los responsables de las políticas están prestando mucha más atención a la energía de fuentes renovables que a la eficiencia energética, sobre todo en el mundo en desarrollo. Las medidas relacionadas con la eficiencia energética suelen ser la manera más eficaz en función del costo de hacer más “verde” el sector de energía. Ejemplos como el de Vietnam, que priorizó la eficiencia energética en la planificación de dicho sector en respuesta al elevado incremento de la demanda en la década de 1990, muestran los avances que pueden lograrse en este ámbito. Sin embargo, la mayoría de los países aún debe adoptar medidas regulatorias básicas, como el etiquetado de electrodomésticos, códigos de construcción y normas sobre rendimiento de los equipos.
En el informe RISE se concluye que las medidas para promover la energía renovable, tales como metas, incentivos e instituciones, están ampliamente difundidas. El desafío ya no consiste en cómo construir centrales eléctricas a partir de fuentes de energía renovables, sino en cómo garantizar que la creciente capacidad para ese tipo de energía pueda integrase plenamente en el sistema eléctrico y emplearse para generar electricidad.
Fuente: Banco Mundial