Sin mejoras significativas en la tecnología, es probable un déclive en los rendimientos de los tres principales cultivos de cereales del mundo, obligando a trasladar la producción a nuevas áreas.
Con una población mundial que se proyecta que alcance los 9.000 millones en los próximos 30 años, la cantidad de alimentos producidos en el mundo tendrá que duplicarse. Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Birmingham muestra que gran parte de las tierras utilizadas actualmente para cultivar trigo, maíz y arroz es vulnerable a los efectos del cambio climático.
Esto podría dar lugar a una importante caída de la productividad de estas áreas para el año 2050, junto con el correspondiente aumento en la potencial productividad de muchas áreas previamente no utilizadas, lo que apunta a un cambio importante en el mapa de la producción mundial de alimentos.
El estudio, publicado en la revista 'Nature Communications', utiliza un nuevo enfoque que combina modelos estándar del cambio climático con datos de la máxima productividad de la tierra para predecir cómo es probable que cambie en los próximos 50-100 años como consecuencia del cambio climático la potencial productividad de las tierras de cultivo.
Los resultados muestran que casi la mitad de todo el maíz producido en el mundo (43 por ciento) y un tercio de todo el trigo y el arroz (33 y 37 por ciento, respectivamente), se cultiva en zonas vulnerables a los efectos del cambio climático Las tierras de cultivo en las zonas tropicales, incluyendo África subsahariana, América del Sur y Estados Unidos, es probable que experimenten las reducciones más drásticas en su potencial para producir estos cultivos.
Las tierras de cultivo en las zonas templadas, entre ellas Rusia occidental y central y el centro de Canadá, son propensas a experimentar un aumento en el potencial de rendimiento, lo que llevará a muchas nuevas oportunidades para la agricultura. Aunque, por lo general, se espera que los efectos del cambio climático sean mayores en las zonas más pobres del mundo, este estudio sugiere que los países desarrollados pueden ser igualmente afectados.
Por lo general, los esfuerzos por aumentar la producción de alimentos se centran en cerrar la brecha de rendimiento, es decir, reducir al mínimo la diferencia entre lo que potencialmente podría ser cultivado en un área determinada de tierra y lo que se está realmente cosechado. Los países altamente desarrollados ya tienen una brecha de rendimiento muy pequeña, por lo que los efectos negativos del cambio climático sobre el rendimiento potencial es probable que se sientan con más intensidad en estas áreas.
"Nuestro modelo muestra que en muchas áreas de tierras actualmente dedicadas a cultivos, el potencial de mejorar el rendimiento se reduce en gran medida como resultado de los efectos del cambio climático", alerta el investigador principal y académico de la Universidad de Birmingham, el doctor Tom Pugh. "Pero plantea una interesante oportunidad para algunos países de las zonas templadas, donde es probable que aumente en el mismo periodo de tiempo la idoneidad del clima para producir estos cultivos principales", agrega.
Según este experto, los efectos políticos, sociales y culturales de estos grandes cambios en la distribución de las tierras cultivadas serían profundos, ya que actualmente las regiones productivas se convierten en importadores netos, y viceversa. "Por supuesto, el clima es sólo un factor cuando se mira al futuro de las prácticas agrícolas globales", añade Pugh.
"Los factores locales, como la calidad del suelo y la disponibilidad de agua, también tienen un efecto muy importante en el rendimiento de los cultivos en términos reales. Pero la producción de los tres principales cultivos de cereales del mundo necesita mantenerse al día con la demanda y si no podemos hacer que nuestra tierra existente sea más eficiente, entonces la única otra opción es aumentar la cantidad de tierra que usamos", concluye.
Fuente: Lainformación.com