El calentamiento global destruye entre el 10% y el 20% de la producción anual de papa en América Latina y se ha convertido en la principal amenaza que enfrenta este cultivo, por encima incluso de un agresivo hongo conocido como tizón tardío, señalaron varios expertos en Panamá.
"Las altas temperaturas y las precipitaciones irregulares han hecho que el tizón tardío pase a un segundo plano. La producción está disminuyendo (cada año) entre un 10 y un 20 % en la región", afirmó el presidente de la Asociación Latinoamericana de la Papa (ALAP), el mexicano Rafael Mora.
Si las cifras no son mayores, añadió Mora, es porque muchos países salvan la producción con el riego artificial, una facilidad que no tienen todos los productores.
El cambio climático disminuye además la calidad de la papa y provoca el "indeseable" pardeamiento, un oscurecimiento anómalo de la hojuela, explicó el productor durante la inauguración del XXVII Congreso de la ALAP, que se celebró en la capital panameña y que reunió a expertos y agricultores de la región.
"De aquí a 2050, muchos glaciares de la región andina van a desaparecer lo que va a generar un gran problema de agua y un aumento de los insectos, que antes no subían por la altura y por el clima frío", alertó por su parte el director del Centro Internacional de la Papa (CIP), el belga André Devaux.
El CIP, cuya sede principal está en Lima (Perú), es uno de los mayores centros de investigación sobre la papa, un cultivo de altura que empezó a ser producido en el altiplano andino hace más de ochos siglos y que llegó a Europa a finales del siglo XVI.
Según Devaux, además de seguir desarrollando variedades de papa que sean cada vez más resistentes a la sequía y a los cambios bruscos de temperatura, es necesario mejorar las cadenas de suministro y lo que se conoce como "proceso poscosecha".
"Desde que se recoge la cosecha hasta que llega al plato del consumidor se puede llegar a perder hasta el 40 % por la mala organización de la cadena de suministro", indicó el científico.
También urge, según los expertos, aumentar el consumo nacional, para lo que es necesario derribar el mito de que la papa engorda, y desarrollar semillas de mayor calidad, que aporten más nutrientes y que puedan contribuir así a paliar el problema de la seguridad alimentaria en América Latina.
Estados Unidos y Canadá son los mayores exportadores de América de este cultivo, del que existen más de 4.000 variedades y que a día de hoy es el tercero más consumido en el mundo, por detrás del maíz y del arroz, según datos de la Alap.
México, con más de 70.000 hectáreas sembradas y más de un millón y medio de papas producidas al año, es el mayor productor de América Latina.
Panamá, por ejemplo, siembra cada año cerca de 10.000 hectáreas que ofrecen un rendimiento medio de entre 23 a 27 toneladas por hectáreas, indicó por su parte el ministro de Desarrollo Agropecuario, Eduardo Carles.
Con información de la agencia EFE