Científicos de la Universidad de Granada (España) estudian la evolución del polen en la atmósfera en relación con el calentamiento global.
La variación en el tiempo durante los mayores brotes de alergias está relacionada con el cambio climático. Los datos que analizan en la Universidad de Granada (UGR) correspondientes a los últimos cinco años así lo apuntan. A nivel regional hay una red andaluza con una base de datos que da información sobre el número de granos de polen por metro cúbico de aire en las diferentes provincias. Además de ser de gran utilidad para los médicos, e incluso a nivel informativo para los pacientes que se asoman a su web, también facilita información sobre el calentamiento global.
Como explica la catedrática de Botánica de la Universidad de Granada (UGR), Consuelo Díaz de la Guardia, el tiempo está perdiendo su estacionalidad, hay cada vez más lluvias torrenciales, temperaturas altas incluso en invierno, y descensos bruscos en las mismas. «A lo largo de los años lo están reflejando las plantas», advierte quien es la responsable del Centro de Aerobiología de la UGR.
Uno de los procesos más importantes en el estudio de las plantas es el de la polinización para fecundarse. Con la apertura de las flores, el polen sale a la atmósfera. Como atestiguan los datos que analiza Blanca Marín, del departamento de Botánica, el fenómeno se adelanta progresivamente con circunstancias como las de este año en España, con un marzo caluroso. Luego se ralentizó por la vuelta del frío y las intensas precipitaciones, y sigue provocando malestar en muchos alérgicos.
Con los días soleados ha habido una explosión en la apertura de las flores y la consiguiente emisión de polen. Con el viento dispersando las partículas, la concentración de las células producidas en los estambres de las flores se sitúa en sus picos más altos y las alergias causan estragos a los menos precavidos.
El polen de olivo puede oscilar en el inicio del aumento de temperaturas en cantidades de entre 800 y 2.500 granos por metro cúbico de aire, y el de las gramíneas (las plantas que tienen espigas) entre los 150 y los 300, provocando síntomas en los alérgicos. ¿Cómo saben los científicos la evolución de su presencia? Gracias a muestras diarias que se extraen en medidores como el que captador de partículas biológicas instalado en la azotea de Biología, en la Facultad de Ciencias de Granada, que tiene información sobre los restos de polen y esporas de hongos en la atmósfera desde hace treinta años.
Las muestras se analizan luego en el laboratorio para dar cuerpo al mapa de las alergias disponible en la página de la Red de Aerobiología de Andalucía Oriental en internet.
El contacto con el sistema de salud es constante si bien los protocolos estandarizados en los últimos años evitan las más de las veces que pueda haber picos en los servicios de urgencias por alergias.
De hecho, los centros de atención primaria de provincias como Granada suelen gestionar las alergias primaverales con normalidad. Algunos afectados se vacunan y otros recurren directamente a la farmacia a por sus antihistamínicos. Es bueno controlar recomiendan controlar las horas en las que se sale a la calle o recurrir a mascarillas.
Con información del diario ABC (España).