Estos organismos absorben el CO2 de la atmósfera y producen un 25% de la nueva materia orgánica de los océanos.
Desconocidos para el público en general, Prochlorococcus y Synechococcus son los dos géneros más abundantes de fitoplancton marino y resultan claves para mantener el equilibrio del planeta. Son cianobacterias, organismos que realizan la fotosíntesis con una estructura celular bacteriana; en el proceso liberan oxígeno a la atmósfera y fueron vitales para la evolución de la vida en la Tierra.
En la actualidad, desempeñan un papel fundamental en el ciclo del carbono porque absorben CO2 de la atmósfera y producen cerca del 25% de la nueva materia orgánica de los océanos. Un estudio internacional basado en las muestras extraídas durante la expedición Tara Oceans y en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España explica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) cómo se distribuyen estos seres vivos en el mundo.
Para su análisis se ha usado una técnica innovadora: captar los fragmentos de ADN presentes en cada una de las zonas analizadas. En otras palabras, han estudiado el metagenoma ambiental: "Es el conjunto de genes que hay en un determinado ambiente. Lo que pasa es que, a diferencia de lo que sería un genoma de un organismo en concreto, el metagenoma se compone de la suma de los genomas de todos los organismos -microorganismos en nuestro caso- que habitan en un determinado lugar", explica el investigador del CSIC Francisco M. Cornejo, del Instituto de Ciencias del Mar, y uno de los autores de la investigación.
De esta forma se han definido nuevas poblaciones de fitoplancton que habitan en regiones oceánicas concretas y se ha descubierto una microdiversidad de cianobacterias antes oculta. "Antes considerábamos como una población lo que ahora sabemos que son poblaciones diferentes", dice el investigador español.
Además de crear un mapa global de la distribución de las cianobacterias, este trabajo ha identificado qué factores ambientales son los responsables de que no se localicen de forma homogénea en los océanos. "Básicamente, hemos visto que la temperatura, elementos como el hierro -principalmente- y nutrientes como el fósforo -aunque en menor medida- condicionan la distribución de las diferentes poblaciones de estas cianobacterias. Digamos que la combinación de estos factores ambientales en una determinada región oceánica delimitan la existencia de poblaciones concretas de Synechococcus y de Prochlorococcus", asegura Cornejo. La cantidad de luz que penetra en la columna de agua es otro de los factores.
La supervivencia de estos dos integrantes del fitoplancton no está amenazada pero "el cambio climático podría hacer que las poblaciones de estas cianobacterias se vieran desplazadas hacia otras regiones oceánicas en las que pudiesen vivir más cómodas", apunta este científico del CSIC. En su opinión, el seguimiento de la nueva diversidad descubierta de estos microorganismos puede ser útil para determinar la velocidad a la que se está produciendo el cambio climático, pero para eso es "importantísimo que haya programas de monitorización más o menos periódicos como, por ejemplo, campañas oceanográficas que pasen por los mismos puntos de muestreo cada dos o cuatro años".
Sobre la posibilidad de manipular las cianobacterias para que sean capaces de absorber más CO2 y, así, frenar el calentamiento del planeta, Cornejo se muestra escéptico: "Una cosa es el laboratorio y otra muy distinta es el medio natural donde intervienen multitud de factores que, a día de hoy, se nos escapan de las manos". En cualquier caso, afirma, la verdadera responsabilidad de parar el cambio climático está en nuestras manos, "cambiando nuestros hábitos de vida para reducir las emisiones de CO2".
Fuente: diario El Mundo, España