El fenómeno de “El Niño”, que afecta a Centroamérica desde inicios de 2015 y que se prolongará hasta el año próximo, podría aumentar su intensidad y convertirse en el evento más fuerte que ha impactado a la región desde 1997, por lo que los países deberán tomar medidas de prevención y mitigación para resguardar al sector agrícola.
Esta es la recomendación que emitieron especialistas en meteorología, hidrología y agricultura tras conocer la perspectiva climática para el periodo de agosto a octubre de 2015, la cual fue expuesta en el Foro Climático de América Central, efectuado en Honduras.
El diálogo sobre el impacto del fenómeno en la agricultura fue coordinado por la Secretaría Ejecutiva del Consejo Agropecuario Centroamericano (SECAC), gestionada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
De acuerdo con un informe elaborado por los expertos, América Central continuará enfrentando condiciones muy secas especialmente en el litoral Pacífico, desde el oriente de El Salvador hasta Panamá, o con exceso de lluvias, como en algunas zonas del litoral Caribe sur centroamericano y parte del litoral Pacífico guatemalteco.
Para la consultora de la SECAC, Nadia Chalabi, la sequía podría afectar la producción de la agricultura de subsistencia de todo el Corredor Seco Centroamericano, especialmente las cosechas de maíz y frijol de las siembras de primera y eventualmente, las siembras de apante.
La ganadería continuará siendo afectada por la escasez de agua y de pasto, agregó, mientras que la producción frutícola y de café podrían experimentar alteraciones de floración por las temperaturas altas.
Algunas zonas de Costa Rica y de Panamá podrían presentar abundantes lluvias e inundaciones que podrían impactar la producción y el comercio de cultivos perecederos como banano, papaya y hortalizas.
En este escenario, los expertos recomiendan a los países instalar sistemas de captación de agua y de riego y utilizar variedades resistentes en las regiones donde habrá condiciones secas.
Además, aseguran que es fundamental reorganizar las fechas de siembra de los cultivos anuales, emplear sistemas de monitoreo de plagas para prevenir riesgos sanitarios y prepararse para una temporada seca que se anticipa como más intensa y prolongada.
Con información del IICA
Foto: Flickr de Tomás J. Sepúlveda, con licencia de Creative Commons