El cambio climático que afecta al mundo obligará en pocos años a sembrar el café de buena calidad unos 300 metros más arriba que ahora, señaló el director ejecutivo de la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria de Centroamérica (ACICAFOC), Alberto Chinchilla.
“El impacto del cambio climático cambiará las formas de todos los cultivos, al año 2030 para obtener café de buena calidad habrá que subir las fincas 300 metros más arriba de lo que están ahora”, indicó Chinchilla en Tegucigalpa.
Agregó que el cambio climático “va a cambiar los escenarios de la producción” y que para eso se debe preparar a todos los productores agrícolas y ganaderos.
“Si no se preparan todos por igual, el impacto será muy fuerte”, enfatizó Chinchilla, quien la semana pasada participó en Tegucigalpa en el Taller de Cambio Climático y Escenarios Socioeconómicos Futuros para guiar planes regionales de adaptación agrícola de pequeños productores en Honduras.
El taller fue auspiciado por la ACICAFOC, la Universidad para la Cooperación Internacional (UCI) y la Unidad de Agroambiente, Cambio Climático y Gestión de Riesgos de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) de Honduras, entre otros organismos.
En la jornada participaron pequeños productores de café y cacao de Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Panamá, quienes expusieron sobre los efectos del cambio climático que están sufriendo en su país.
“Hay que concienciar y preparar a la gente en el territorio, en el campo, en que los productores deben saber manejar la situación, que si hay sequía no sobreviven”, recalcó Chinchilla.
Añadió que el taller tuvo como objetivo dar información a los productores sobre lo que sucederá con el cacao y el café en el futuro, para que les sirva.
“Los productores deben saber qué va a pasar en sus zonas, los efectos del cambio climático que amenazan a sus zonas”, señaló el experto costarricense, quien lleva varios trabajando en Honduras.
En su opinión, la participación de productores, técnicos de universidades y del Instituto Hondureño del Café, entre otros, en el taller que se celebró en Tegucigalpa, permitirá sacar planteamientos para la estrategia con la que hay que enfrentar el cambio climático.
La secretaria de la Cooperativa Cafetalera Pech de Desarrollo Limitada (COCAPEDEL), Florinda Duarte, dijo que el cambio climático se debe a que “el ser humano no ha sabido cuidar la tierra”.
“Ahora no se sabe cuándo va a ser verano, es verano en cualquier mes y llueve en cualquier mes, con los mestizos peleamos la tierra que es nuestra madre. Si no cuidamos la tierra nos vamos a morir, como cuando una madre deja abandonado a un niño, que se muere el niño por deshidratación”, enfatizó Duarte.
La dirigente de la COCAPEDEL pertenece a la etnia Pech, de la que sobreviven unas tres mil personas distribuidas en unas once comunidades en los departamentos de Olancho, Colón y Gracias a Dios, en el oriente de Honduras.
Duarte, madre soltera, con cinco hijos, relató que recién ha sembrado un poco más de media hectárea de cacao, de la que espera ver frutos en unos cinco años, y que para subsistir se dedica a la costura “ropa, vestidos, blusas, camisas, pantalones y lo que sea”.
Dijo que a Tegucigalpa vino a aprender nuevas cosas sobre el cultivo de cacao y café para compartirlas con los demás miembros de la COCAPEDEL.
Duarte, quien solamente estudió hasta el segundo curso de educación secundaria, señaló además que la misma seguridad alimentaria de su etnia y de los hondureños en general está en peligro por el cambio climático.
Dijo que la alimentación de los pech es a base de tubérculos, maíz, arroz, fríjoles y ocasionalmente carne de animales que cazan en las montañas, “pero cuidando el bosque y los animales porque no se puede acabar con todo lo que la tierra le da al ser humano”.
En contraste, indicó Duarte, “los mestizos contaminan la tierra con químicos, cortan el bosque y consumen alimentos artificiales que hacen daño al organismo”.
Duarte expresó además que le habla y le canta a sus hijos en pech, su lengua materna, que está desapareciendo, además de curarlos con plantas medicinales cuando se enferman.
En Honduras existen nueve grupos étnicos.
De sus cinco hijos, Duarte dijo que solamente a uno, la última, de cuatro años, la ha parido en un hospital, experiencia que fue un poco traumática porque “pensaba, a saber si voy a salir viva de esto de ser atendida en algo extraño para mi”.
Tomado de Agencia EFE
Foto vía Flickr (Caroline Gagné)