América Latina es una región especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático. A pesar de que su contribución total a la emisión de gases con efecto invernadero no es significativa (sólo supone un 9%), “el estilo de desarrollo de la región muestra una inercia que erosiona sus propias bases de sostenibilidad”, según asegura el informe La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe, recientemente elaborado y publicado por Cepal (Comisión Económica para América latina y el Caribe, dependiente de la ONU).
Las previsiones más conservadoras calculan que los efectos del cambio climático podrían restar entre un 1,5% y un 5% al Producto Interior Bruto (PIB) regional durante las próximas décadas. El informe explica que las proyecciones climáticas sugieren que la temperatura media en Latinoamérica aumentará entre 1,7º C y 6,7º C para finales del siglo XXI.
El sector más afectado sería el agropecuario, que aporta a la región el 5% de su riqueza total; un peor desempeño de este sector impactaría, además, en la agenda social de los Gobiernos, ya que complicaría las metas de reducir la pobreza, prioritarias para la mayoría de los países latinoamericanos. “El cambio climático inducirá modificaciones en los patrones nacionales y regionales de producción agropecuaria e impactará con mayor fuerza en los cultivos de subsistencia (...) también ocasionará alzas en los precios de los alimentos, con los consiguientes efectos en la nutrición”, explica el informe. Según cálculos del Banco Mundial, el coste de adaptar los sectores más vulnerables de las economías latinoamericanas a los efectos del cambio climático oscilaría entre los 16.800 y los 21.500 millones de dólares anuales hasta el año 2050. Este monto incluye la adaptación de la agricultura, las infraestructuras, los recursos hídricos, las zonas costeras, la salud, la pesca y la protección ante eventos climáticos extremos (lluvias torrenciales, tsunamis, etc. )
También sería preciso abordar otros cambios estructurales; los principales, la matriz del modelo productivo y el transporte. En cuanto a lo primero, sería preciso, según Cepal, invertir más en infraestructura, modificar el paradigma tecnológico actual (que cuenta con escasa innovación), y reducir los incentivos económicos y los subsidios.
El modelo de transporte que impera en la región tampoco ayuda a la sostenibilidad. Está muy basado en el uso del vehículo privado, con el mayor gasto energético y las mayores emisiones de CO2 que ello conlleva. Según el informe, “la falta de un transporte público moderno, seguro, y de calidad conduce a la preeminencia del transporte privado”, tanto en los estratos sociales medios y altos como en los bajos. Este escenario es difícil de modificar en el corto plazo, ya que las infraestructuras tienen una vida útil de entre 30 y 50 años y las que se están desarrollando en el paradigma actual seguirán en funcionamiento en 2050.
En resumen, según el informe, combatir los efectos del cambio climático en América Latina implica un cambio en el paradigma de desarrollo actual, que favorezca la igualdad y la cohesión social y que “reduzca la vulnerabilidad a los impactos adversos del cambio climático y menos onerosos los costes de la mitigación”.
Noticia y fotografía tomada de Expansión.com