Ya son varias las instituciones internacionales que están analizando los efectos del cambio climático en el mundo y en Chile. Primero fue el Banco Mundial quien alertó en su informe “Bajemos la temperatura: Cómo hacer frente a la nueva realidad climática”, que el calentamiento global está afectando las cosechas de maíz y la pesca y está acelerando el derretimiento de los glaciares en nuestro país. Y en diciembre, la Cepal publicó el estudio “La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe: paradojas y desafíos del desarrollo sostenible”, que expone, los efectos económicos del cambio climático en Chile y la Región.
En el detalle, la Cepal señala que en un escenario en que la temperatura media del país aumentara 1°C en los próximos 30 años; entre 1°C y 2°C en el período 2040-2070, y de 3°C o 4°C hacia finales del siglo, Chile podría llegar a perder en promedio un 1,1% anual del PIB hasta 2100.
El informe también advierte de potenciales efectos en la disponibilidad del recurso hídrico, lo que podría tener un impacto significativo en sectores como el hidroeléctrico y el silvoagropecuario, así como también en agua para consumo humano.
En el caso del rubro silvoagropecuario, los cultivos y regiones asociados a la disponibilidad de agua, de lluvia o riego, se estiman bajas significativas de la productividad.
El informe de la Cepal apunta a que los cambios que sufrirán los sectores productivos, deberán incentivar un reordenamiento en el modelo del uso de tierras agrícolas y disminuir los efectos estimados con las medidas de mitigación necesarias.
Partió la discusión
Desde agosto pasado que el gobierno chileno viene trabajando en el tema, como parte de la estrategia energética que esboza la Agenda de Energía presentada en mayo pasado y que considera el cambio climático como un tema transversal en varias de las mesas de trabajo.
En este contexto, la semana pasada finalizó la primera etapa que contempla el programa denominado “Energía 2050″, en la que participaron expertos del sector público, privado, académico y de la sociedad civil.
Annie Dufey, jefa de la División de Prospectiva y Política Energética del Ministerio de Energía, comenta que el cambio climático es un foco importante de la discusión energética que se está dando en el país, ya que la generación eléctrica es uno de los principales emisores de carbono y las proyecciones a futuro indican que esta participación seguiría aumentando.
Adelanta que en enero del próximo año se iniciará la segunda fase de “Energía 2050″, que será de carácter reflexivo y en la que se plantea proponer una hoja de ruta, abordando temas como la demanda y la oferta energética, considerando no sólo este sector, sino también el transporte y la eficiencia energética. Y nuevamente, el cambio climático se abordará de forma transversal.
Desafíos y propuestas
Joseluis Samaniego, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamiento Urbano de la Cepal, plantea que Chile además de tener un gran potencial de inversión en el campo de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), debiera redifinir, bajo una lógica sustentable y mediante incentivos, áreas como el transporte público, la infraestructura para el tratamiento de residuos sólidos y aguas residuales y las edificaciones, orientándolas bioclimáticamente, medidas que tendrían un efecto positivo a nivel social, político y económico.
Pilar Moraga, directora del Proyecto Domeyko de la Universidad de Chile, explica que considerando, que en materia de cambio climático, es el sector energético el que concentra la mayor generación de gases contaminantes de efecto invernadero, las ERNC no sólo serían una buena medida de mitigación, sino que destacan porque cada vez son más competitivas en términos de costo social y ambiental, aportando al desarrollo sustentable del país. Comenta que si bien Chile ha cumplido con las metas que se ha propuesto en materia de energías renovables, aumentando su proporción en la matriz energética, aún queda mucho por hacer. Sobre todo, si se consideran como medida de mitigación para reducir los efectos del cambio climático.
Moraga añade que se requiere un cambio cultural que permita generar una mayor responsabilidad en el uso de la energía, involucrando al sector residencial y convirtiéndolo en un actor relevante. Destaca que la participación ciudadana, en la definición de una política energética, se dará en un contexto de mejor calidad de la información explicando que “existen ciertas características o impactos del cambio climático en general en el planeta, pero Chile tiene sus particularidades y lo que implica en concreto ese impacto a nivel, nacional, regional y local es sumamente relevante”.
Fotografía y noticia tomada de Chile Desarrollo Sustentable