La crisis económica y sanitaria generada por la pandemia del COVID-19 ha producido cambios significativos en la movilidad urbana de América Latina, observándose patrones regresivos como el incremento en el uso del automóvil particular o el aumento de motocicletas de reparto, así como una fuerte disminución del uso de los servicios de transporte público y del uso de sistemas de bicicletas compartidas.