El cambio climático afecta a toda la población del planeta. Sin embargo, existen factores como la distribución desigual de los recursos naturales y económicos o el acceso al poder que limitan la capacidad de parte de la población para hacer frente al calentamiento global. Precisamente, esta situación se hace más visible en el caso de las mujeres.
En esa línea, uno de los hitos de la COP20 fue la creación del denominado Programa de Trabajo de Lima sobre Género, que tiene como objetivo avanzar en la implementación de políticas climáticas sensibles a las consideraciones de género en todas las áreas de negociaciones.
Ahora, a pocos meses de haber finalizado la COP20, el Perú da inicio a un programa de trabajo de dos años que busca generar nuevas políticas que reconozcan la importancia de la inclusión del enfoque de género en los programas nacionales sobre cambio climático.
Así nace el Plan de Acción de Género para el Cambio Climático (ccGAP por sus siglas en inglés) que, en palabras de Amalia Cuba, Directora General de la Dirección de Políticas, Normas e Instrumentos de Gestión Ambiental del MINAM, busca hacer concreto y visible que cambio climático y género son dos perspectivas que no pueden ir separadas.
“El ccGAP es una manera concreta de ordenarnos y organizarnos a nivel de la acción pública, integrando a los diferentes sectores e incluyendo a la sociedad civil y a la cooperación internacional para asumir diferentes compromisos en el corto plazo”, señala Cuba.
Hacia la implementación transversal
Sin embargo, el camino no es sencillo. La complejidad del cambio climático requiere tener un “plan vivo, como lo es el propio calentamiento global”, afirma Claudia Figallo, Coordinadora General de cambio climático, desertificación y recursos hídricos del MINAM.
“La importancia de este plan es ver cómo llegar a su implementación, ver desde la realidad y no sesgarse en un plan de género que hable simplemente de mujer. Es importante pensar en las otras personas o generaciones y afectaciones, así como otros ámbitos”, sentencia.
Por ello, Figallo considera que el ccGAP es un plan de acción que tiene que alinearse a la Estrategia Nacional de Cambio Climático, donde se menciona el tema de género por su naturaleza transversal, entendiendo género en sentido amplio: mujer y poblaciones vulnerables, como los niños, porque el cambio climático no distingue sexo ni edad.
“El incremento en la temperatura es un tema alarmante. A través de estos planes, estamos viendo cómo crear acciones que ayuden a enfrentar estas alteraciones y no caer en cuadros mayores de pobreza o de mal vivir”, afirma Figallo.
Así, la verdadera transformación hacia el cambio viene desde el ser humano, señala Figallo. “El ser humano debe de ser consciente de que forma parte de un sistema natural y no de un sistema aislado. Como tal, tiene que ser consecuente. El objetivo principal es lograr una forma de vivir mejor, más baja en carbono y más resiliente”, sentencia.
¿Cómo lo logramos?
Para lograrlo, la representante de cambio climático del MINAM considera que se deben impulsar políticas articuladas. “Es necesario generar nuevas políticas vinculadas a los otros sectores que implementen o den los recursos financieros para que este plan sea potente”, alerta la representante de cambio climático del MINAM.
En ese sentido, Cuba recuerda que para lograr el éxito del ccGAP es necesario incorporar a las diferentes direcciones y a las autoridades ambientales a nivel sectorial y a nivel regional.
“No se puede ver la problemática de manera separada al género. Se trata de cuestiones nuevas, sólo el esfuerzo por hacer una interpretación conjunta nos va a permitir hacer acciones concretas y que la población realmente sienta que el estado peruano se está preocupando para asumir los compromisos de la COP20”, sentencia Cuba.
Noticia y fotografía tomados de Cop20