Durante la pasada celebración de la COP26 en Glasgow (UK), EUROCLIMA+ tuvo a bien invocar el artículo 12 del Acuerdo de París, para reivindicar la importancia de la Acción por el Empoderamiento Climático en el abordaje del cambio climático.
Afrontar el tremendo desafío que esta crisis plantea a la humanidad, requiere de una apropiación colectiva, así como de la participación coordinada de todos los actores de la sociedad mundial, y es aquí donde ACE funge de palanca de cambio abriendo una senda que permita transitar hacia sociedades más sostenibles y justas.
La Acción para el Empoderamiento Climático (ACE, por sus siglas en inglés) es la denominación oficial del artículo 6 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, reflejado en el artículo 12 del Acuerdo de París. ACE tiene seis elementos interdependientes e interrelacionados: la educación, la formación, la conciencia pública, la participación pública, el acceso público a la información y la cooperación internacional. Todos cumplen un rol fundamental para acelerar la acción de adaptación y mitigación respecto del cambio climático.
En Latinoamérica, la conciencia sobre la necesidad de avanzar en la educación, la sensibilización, la participación y la formación para implicar a la ciudadanía en la transformación que necesitan nuestras sociedades, es clara. De hecho, ACE ya ha sido incluida como parte de las NDCs de algunos países de la región (Chile, Costa Rica, Colombia, Argentina, Perú y Panamá) como marco para impulsar la ACE como parte de la respuesta a los desafíos climáticos. ACE es una herramienta integradora y estratégica para avanzar desde diferentes ámbitos, haciendo partícipe a toda la sociedad de los compromisos climáticos.
Empoderando para la Acción Climática: visiones y aprendizajes
Si la sociedad no se empodera, no la hace propia y no la empuja para que cada gobierno que venga haga que suceda, es muy difícil que lo logremos. Ahí es donde necesitamos una Estrategia Nacional de ACE donde le decimos a todos los sectores de la sociedad que tienen que involucrarse para que las cosas sucedan.
Stephanie Altamirano · MINAE Costa Rica
Con esta perspectiva se enfocó el evento Empoderando para la Acción Climática: visiones y aprendizajes, un encuentro que permitió conocer y discutir por qué hay un impulso de ACE a nivel regional en América Latina y cuáles han sido los detonantes, y entender cómo ACE puede ser una palanca de involucración y activación de los diferentes actores de la sociedad en la implementación de los retos climáticos, así como en qué medida se está reconociendo e incorporando ACE en NDC o LTS de los países.
El evento se estructuró en dos momentos. En un primer bloque, se abordaron las experiencias de algunos países de la región, que sirvió para analizar los retos que afronta actualmente la agenda ACE en América Latina desde las estrategias en desarrollo. En un segundo momento se analizó la mirada regional desde instituciones como CEPAL y UNESCO.
Las ponentes en el conversatorio, moderado por Elena Oliveros (FIIAPP) presentaron sus experiencias país abordando los procesos de construcción de las primeras Estrategias Nacionales en ACE en América Latina. Contamos para ello con Jessica Ulloa (Ministerio de Medio Ambiente de Chile), Belén Reyes (Ministerio de Ambiente de Uruguay), Jairo Neftali Cárdenas (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia), Tamara Acosta (Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina) y Stephanie Altamirano (Ministerio de Medio Ambiente y Energía de Costa Rica).
Christian Bravo, representante de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO, presentó el estado de la agenda de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) en el marco de las grandes transformaciones en curso que impulsa el desafío climático.
Por último, Marina Casas de la CEPAL, presentó los rasgos fundamentales del Acuerdo de Escazú, y llamó la atención sobre la importancia del impulso regional de la agenda ACE a través de espacios como de intercambio entre homólogos y el impulso a los tratados regionales como Escazú.
El encuentro puso de manifiesto la importancia de tejer redes, conectar experiencias y propuestas para avanzar en metodologías claras e innovadora para articular la Acción por el Empoderamiento Climático con las metas de cambio climático.
La participación de los jóvenes en la agenda climática: Voces de Europa, América Latina y el Caribe
Siempre se habla de jóvenes a partir de 14 años, y yo tengo 12.
También hay que incluir a voces de personas más pequeñas que tiene cosas que decirFrancisco Manzanares
El pabellón EUROCLIMA+ tuvo también espacio para los jóvenes. El encuentro La participación de los jóvenes en la agenda climática: Voces de Europa, América Latina y el Caribe permitió la presentación de algunas experiencias de ambas regiones.
Francisco Vera Manzanares, un joven activista de 12 años de Colombia, relató sus vivencias en la Fundación de Guardianes por la vida, una organización ambiental que trata de dar voz a los niños y niñas. Actualmente trabaja en la región latinoamericana en países como: Argentina, Colombia, México, Chile, Brasil y Venezuela, y se dedica a diseminar ideas y valores que priorizan la acción climática y la sustentabilidad.
Daniela Miranda y Marco Yáñez Marín, jóvenes negociadores de la delegación de Chile en la COP26, destacaron la oportunidad de traer la voz de los jóvenes hacia este marco global de decisiones climáticas, la experiencia de jóvenes que impulsan una mayor ambición en las políticas europeas.
Por último, Merel Schaap presentó el trabajo que están realizando desde We are Tomorrow Global Partnership, una organización internacional que trataba en el empoderamiento de los jóvenes para consolidar y fortalecer las redes de jóvenes transfronterizas, y co-crea planes de acción climática nacionales constructivos para influir en los tomadores de decisiones. Merel relató las principales acciones en marcha y el impacto que están logrando en las conversaciones con los gobiernos de los países.
La sesión estuvo moderada por Guillermo Dascal (EUROCLIMA+) y fue introducida por Horst Pilger, jefe de sector en la Comisión Europea – DG INTPA – que presentó cómo la Unión Europea está trabajando con los gobiernos de sus países socios en incluir el empoderamiento y la participación joven en sus procesos de gobernanza climática.
Educación y experiencias conjuntas para el empoderamiento de las comunidades
En otro orden de cosas, constatamos cómo a través de capacitaciones, talleres con las comunidades e intercambio de experiencias, se brinda a las poblaciones vulnerables nuevas herramientas para aumentar su resiliencia frente al cambio climático. Así lo evidenciaron los tres casos presentados en el conversatorio ‘La inclusión social de las comunidades indígenas y rurales para el éxito de las políticas públicas de adaptación al cambio climático’, de los sectores de Agua Urbana y Gestión del Riesgo de EUROCLIMA+.
Al vincular a la comunidad, no solo se generaron lazos de confianza, como fue el caso del proyecto Agua para Abancay, en el cual los Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos tendieron puentes y generaron confianza entre la comunidad urbana de Abancay, Perú, y los habitantes de las zonas rurales, sino que también se logró convertir a los participantes del proyecto en actores centrales en la lucha contra el cambio climático.
La comunidad es un socio estratégico para construir resiliencia urbana y rural donde se consiguen acuerdos a largo plazo
Marco Sotomayor, de Helvetas Perú, aliado del proyecto.
Esto ha permitido, resumió Sotomayor, que la comunidad campesina interiorice muy bien los costos y beneficios para su participación comunitaria.
Por su parte, el proyecto Pachayatiña Pachayachay, del sector de Gestión de Riesgo, brinda un rol central a la gestión del conocimiento, con el valor agregado de ponerlo al servicio de las comunidades, e involucrarles en este proceso: “Acercar el conocimiento local nos ha dado grandes resultados, son las comunidades y los productores quienes tienen que manejar esa información para su producción agrícola”, resumió Grover Mamani, de Helvetas Bolivia.
Nos juntamos con las comunidades campesinas en talleres climáticos
en los que articulamos nuestros saberes ancestrales y los conocimientos científicos,
y acertamos para la prevención y prepararnos para la variabilidad climática que afecte a las comunidades.Isabel Gómez, proyecto Pachayatiña Pachayachay.
Esta es una herramienta similar a la implementada por el Centro Humboldt Nicaragua, que ha brindado algunas herramientas a la comunidad para medir la variabilidad climática, así como las condiciones meteorológicas de la región para generar alertas de riesgo y recomendaciones para la producción agrícola. Las y los participantes han descubierto mecanismos de medición como los pluviómetros – que les permiten medir la cantidad de agua que cae cuando llueve- y los higrotermómetros – a través de los cuales miden la temperatura-, implementos que utilizan para su beneficio y el de la comunidad.
Estas tres iniciativas evidencian la importancia fundamental de poner a disposición de las y los habitantes el acceso a la información, generar participación y fomentar la sensibilización como una forma de hacer frente al cambio climático en América Latina.
Aumentar la preparación y la resiliencia de las comunidades campesinas
ante las amenazas y los riesgos del cambio climático son actividades
fundamentales en el trabajo que realizamos EUROCLIMA+Juan Enrique García · AECID
La inclusión social desde el principio de “no dejar a nadie atrás” definido en la Agenda 2030, es para el proyecto Pachayatiña Pachayachay premisa que incorpora los enfoques de género e interculturalidad para reducir las brechas existentes en procesos donde se aborda la gestión de riesgos, tanto en al altiplano boliviano como peruano. Desde el respeto a la pertenencia socio-cultural, así como a los saberes y prácticas ancestrales de mujeres indígenas (aymaras y quechuas), en relación al tiempo y clima, se reducen brechas que limitan la cohesión social.
Soluciones basadas en la naturaleza para zonas urbanas de Latinoamérica
Los acuerdos internacionales, tales como los negociados en la COP26, solo pueden alcanzar la transformación exitosa esperada si se implementan a cada escala. Es lo que quiso poner en valor el evento Soluciones basadas en la naturaleza y seguridad alimentaria, destacando la importancia de reforzar la conexión entre las negociaciones climáticas a nivel mundial y el impacto generado en las comunidades locales.
Las ciudades son un frente de acción climática capaces de generar grandes oportunidades para la integración del capital natural en el entorno construido. La participación de los gobiernos locales en las negociaciones internacionales, y el impacto generado por las acciones de ciudadanos y ciudadanas, son fundamentales para la construcción de la resiliencia climática.
Marta Moneo, Coordinadora de Adaptación del PNUMA.
Los expertos abordaron la conexión en vivo entre las negociaciones internacionales y la visión y acción a nivel local para construir resiliencia en ciudades de América Latina a través de soluciones basadas en la naturaleza (SbN).
Los efectos del cambio climático exacerbarán el estrés en los ecosistemas urbanos y periurbanos y los valiosos servicios que brindan que amortiguan los impactos de los eventos climáticos extremos para las ciudades, tanto directamente (por ejemplo, control de temperatura a través de corredores verdes) como indirectamente (por ejemplo, control del flujo de agua a través de manejo de cuencas).
Los ponentes de esta sesión analizaron el papel de los gobiernos locales y la ciudadanía como actores clave ante este desafío y cómo su participación en las negociaciones internacionales y en el diseño de políticas y normativas es cada vez más importante para lograr una transformación exitosa.
Durante el evento, representantes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente presentaron la experiencia del Proyecto CityAdapt, que aprovecha los beneficios de las soluciones basadas en la naturaleza para reducir los impactos del cambio climático en San Salvador, El Salvador y Xalapa, México.
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