Durante la COP15 se presentaron cuatro iniciativas que permiten proteger ecosistemas, benefician a comunidades y enfrentan el cambio climático en la región.
17 de mayo de 2022. En el contexto de la decimoquinta sesión de la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), que busca ofrecer una respuesta a los desafíos interconectados de la degradación de la tierra, el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, el programa EUROCLIMA+ desarrolló el encuentro virtual: “Soluciones basadas en la Naturaleza para la restauración en América Latina: experiencias desde el programa EUROCLIMA+”.
Andrew Scyner, gestor del programa EUROCLIMA+, explicó que el objetivo de EUROCLIMA+ es reducir el impacto del cambio climático y su efecto en la región de América Latina y el Caribe. A su vez, fomenta la mitigación, la adaptación, la resiliencia y la inversión, e implementa acciones para la actualización de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) en sus 18 países socios.
“Actualmente, EUROCLIMA+ apoya acciones a nivel nacional basadas en lo que llamamos Diálogos País con los países socios y así busca implementar un enfoque en común”, resaltó Scyner.
Además, indicó que en la región se encuentran áreas con condiciones extremas, desde centros de aridez tropical cerca de la línea ecuatorial, como por ejemplo, El Corredor Seco Centroamericano, hasta zonas frías áridas y semiáridas como los páramos andinos y la región del Gran Chaco.
Pilar Román, coordinadora de programa de EUROCLIMA+ para la GIZ explicó que el sexto informe sobre Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO - 6/ALC) publicado en el 2019 por el Programa Mundial del Medio Ambiente (PNUMA) destaca que la desertificación, la degradación de las tierras y de los hábitats, la desaparición de numerosas especies animales y vegetales, se han transformado en fenómenos recurrentes. Por otro lado, el incremento de la competencia por recursos (por ejemplo, suelo) y la creciente cantidad de actores involucrados (con visiones, intereses y poder de decisión dispares) en el manejo y planificación ha llevado a una compleja estructura de gobernanza del suelo, donde los conflictos entre los actores por recursos finitos ocurren y es probable que aumenten.
Por ello, durante el encuentro se dieron a conocer los proyectos de EUROCLIMA+ que con un enfoque de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) ayudan a enfrentar la desertificación.
Resumen de Ponencias
Las Soluciones basadas en la Naturaleza: una respuesta contra la desertificación
Mauricio Luna, asesor senior de la GIZ explicó que EUROCLIMA+ desarrolló el Análisis del enfoque de SbN en las NDC de América Latina y el Caribe y sinergias con la lucha contra la desertificación. Indicó que las SbN son las medidas para proteger, gestionar, y restaurar de manera sostenible ecosistemas naturales o modificados para mitigar, adaptar o reducir riesgos asociados con el cambio climático, asegurando simultáneamente bienestar en la biodiversidad y en la humanidad.
“Hemos hecho un análisis de cada una de las NDC que se han ido actualizando, algunas incorporan el enfoque de SbN de manera explícita, y otras de manera implícita. Un primer acercamiento es el enlace directo de las NDC con distintos marcos internacionales como los ODS, o con la misma Convención de Lucha contra la Desertificación, como el caso de Argentina y Costa Rica”, sostuvo.
Muchas de las NDC con enfoque SbN generan condiciones habilitadoras para la acción climática, además contribuyen tanto a la adaptación como la mitigación. Luna brindó algunos ejemplos concretos y comentó que Argentina ha establecido procesos y diseños de herramientas para la transversalización de la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) en distintos marcos de política pública; Colombia en temas de adaptación propone la protección y conversación de 24 cuencas abastecedoras de acueductos en municipios, y que son clave para el abastecimiento de agua; mientras que Chile propone la recuperación de 200.000 hectáreas de bosques nativos.
En el enlace de las NDC con distintos ámbitos para el desarrollo sobresale la multisectorialidad. Por ejemplo, en Honduras se propone la conservación y restauración funcional del paisaje rural, alcanzando 1.3 millones de hectáreas; Nicaragua incrementará la eficacia en la protección de las reservas de la biósfera mediante un programa de ordenamiento de tierras y se impulsará la reforestación por un monto de inversión de aproximadamente 400 millones de dólares; Paraguay, a través de procesos transversales propone aumentar la resiliencia climática de aquellos ecosistemas en los que se llevan adelante prácticas socioeconómicas y culturales.
En el tema de condiciones habilitadoras para las SbN, en República Dominicana se plantea incorporar la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) en los planes sectoriales de adaptación al cambio climático, la biodiversidad, y las políticas de desarrollo sostenible; en Cuba se propone fortalecer los sistemas de monitoreo, vigilancia, y alerta temprana para evaluar sistemáticamente el estado, y calidad de la zona costera, el agua, la sequía, el bosque, entre otros.
Sobre los otros compromisos que contribuyen a la lucha contra la desertificación, México propone alcanzar para el 2030 una tasa de cero deforestación; Argentina se comprometió a cartografiar las zonas más vulnerables a la desertificación debido a los factores climáticos en los futuros escenarios. Por su parte, Colombia, va a delimitar y proteger el 100% sus páramos a través de los planes de manejo.
Finalmente, Luna explicó que la implementación de SbN robustas deben asegurar resultados positivos en biodiversidad e integridad de los ecosistemas, así como la activa participación de personas y grupos históricamente marginalizados como los indígenas, afrodescendientes y las mujeres.
Cuatro iniciativas que protegen los ecosistemas de América Latina y el Caribe
Producir y conservar en el Chaco Americano
En el Gran Chaco Americano, región boscosa seca más extendida del mundo y que presenta alrededor de 100.000 mil hectáreas repartidas entre Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, se implementó el proyecto Vivir y Producir en el Bosque Chaqueño, que desarrolló sistemas dinámicos y multidimensionales, que interactúan con lo ecológico y social. La iniciativa se abordó en tres escalas de la sustentabilidad y con equipos multidisciplinarios, como son:
- Predio – Unidad de producción de la familia rural: Se trabajó en temas sobre acceso al agua, diversificación de productos, entre otros.
- Paisaje – Espacio geográfico que comparte características biofísicas: Se trabajó en temas de herramientas para la gestión territorial, fortalecimiento de herramientas locales de gestión territorial, como la mesa de gestión de Santa Victoria en Argentina.
- Regional – que considera el Gran Chaco como una unidad: Por ejemplo, se crearon herramientas de zonificación de paisajes de la región con enfoque multidimensional.
Carlos Carranza, experto en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), indicó que además de los 3 componentes, también se trabajó con el componente de Gobernanza que fue transversal.
“El abordaje multidimensional y multiescala de socio – ecosistemas permite visualizar el cambio climático, la degradación de ecosistemas, la desertificación, y el aumento de la desigualdad y la pobreza, como efectos muy relacionados entre sí, emergentes de un cambio global. Las SbN pueden ser la base para mitigar los impactos del cambio climático y el desarrollo sostenible del Gran Chaco. Para que esto se transforme en realidad, es necesario las SbN se construyan desde la base de los territorios y escalen a política pública”, indicó Carlos Carranza.
El especialista también explicó que una de las soluciones que apuntaló el proyecto fue el manejo de bosque con ganadería integrada que se instaló en la agenda pública y escaló a la política pública en Argentina; y con ello se idearon un conjunto de prácticas que abordan esa dicotomía entre producción y conservación.
Buena gestión de inundaciones y sequías en Centroamérica
Centroamérica es una de las regiones en el mundo que es altamente vulnerable al cambio climático, y por ende su población se encuentra en continuo riesgo ante desastres, que afectan la calidad de vida, la seguridad alimentaria y a su vez generan enormes pérdidas y daños. Frente a ese contexto, nace el proyecto Fomento de la Resiliencia, que busca responder al impacto de los fenómenos climáticos, especialmente a inundaciones y sequías.
El corredor seco de Centroamérica y las zonas áridas de República Dominicana representan una franja donde se ubican al menos 10 millones de personas viviendo en asentamientos y en condiciones de alta vulnerabilidad con altas sequías y con impacto a sus medios de vida, y su seguridad alimentaria.
“En este contexto, la iniciativa constituye un esfuerzo para la gestión de riesgos ante sequías e inundaciones.”, indicó Raúl Artiga, asesor técnico de la secretaría ejecutiva de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo.
El especialista explicó que el proyecto se desarrolló en Honduras, Guatemala, El Salvador, Panamá, y Costa Rica, y se involucraron a 18 entidades que se orientan al trabajo y a la información relacionada a las sequías e inundaciones; y por lo tanto el vínculo con la degradación de tierras y la desertificación permitió ahondar un esfuerzo articulado con la Convención de Lucha contra la Desertificación.
“Cada país seleccionó su experiencia que quiso visibilizar y se logró plasmar el conocimiento de buenas prácticas en gestión de sequías. Además, se logró capacitar a más de 360 personas con competencias orientadas a gestión de sequías. Se dio un paso para apuntalar esfuerzos de políticas públicas y esfuerzos para lineamientos que permiten enfrentar este problema”, sostuvo Artiga.
El proyecto también desarrolló una plataforma virtual denominada Centro Virtual de Tiempo Atmosférico Severo Centroamericano que permite el monitoreo en tiempo real de observaciones de fenómenos climatológicos y la articulación de todos los servicios hidrometereológicos de los países que participan de la iniciativa, y a su vez genera la información necesaria para los tomadores de decisión.
“Se crearon y mejoraron instrumentos de gobernanza para la gestión del riesgo y el incremento de la resiliencia ante inundaciones y sequías. Se apoyó para la formulación de políticas públicas asociadas a temas de degradación de tierras y desertificación como el caso de Guatemala; a fortalecer políticas nacionales de mitigación y adaptación al cambio climático en Nicaragua; o como el desarrollo del Plan Nacional de Riesgo de Sequías en el caso de Honduras. En Panamá se generaron instrumentos de política pública en función de garantizar una mayor coordinación interinstitucional frente a este tipo de fenómenos de sequía”, explicó Raúl Artiga.
Actualmente el proyecto está avanzando hacia la constitución de una propuesta de mayor alcance presentada ante el Fondo Verde del Clima que va apuntando al uso eficiente del agua en la restauración de ecosistemas presente en los paisajes productivos de 7 cuencas seleccionadas, además se busca la implementación efectiva de las estrategias nacionales de restauración de ecosistemas y paisajes en cada país. De esa manera, se contribuirá a la seguridad hídrica; y se fomentarán los mecanismos de SbN y AbE para actividades de restauración.
Resguardar los páramos para lograr la resiliencia en los Andes
Ecuador es uno de los países con alta vulnerabilidad frente al cambio climático, y una de las medidas de adaptación es la conservación de ecosistemas, que provee almacenamiento de los servicios de carbono y de otros servicios ecosistémicos. Por ello, en el 2019 inicia el proyecto Resiliencia Andina, que propició un contexto favorable para la conservación del páramo. La mejora de las condiciones de vida de las comunidades indígenas y campesinas es el motor principal de la acción, y este enfoque permite generar acciones de conservación consensuadas y compartidas entre varios actores y obtener cobeneficios sociales, económicos y ambientales.
Marco Ferrari, coordinador del proyecto, y representante de la Fundación Italiana ACRA explicó que el proyecto desarrolló acciones en la provincia de Tungurahua, que presenta 136.000 hectáreas de páramo de las cuales 91.000 son conservadas bajo acuerdos estatales de áreas protegidas, y 45.000 en manos privadas y de comunidades indígenas, quienes usan el agua del ecosistema para su agricultura. Es importante resaltar que en el territorio páramo habitan comunidades principalmente indígenas con altos niveles de necesidades básicas insatisfechas que se dedican a actividades agrícolas en pequeña escala.
“Se incluyó el enfoque de mitigación y adaptación en el manejo del páramo, además se han desarrollado acciones de protección y reforestación de áreas degradadas que se quieren destinar a la conservación. A su vez, se ha ejecutado un enfoque agroecológico en el fortalecimiento de actividades productivas en la zona de amortiguamiento para el control de avance de frontera agrícola. Existe una vinculación con el mercado, valor agregado, y la comercialización asociativa. El proyecto ha tenido este valor agregado de poner el lente de cambio climático”, puntualizó Marco Ferrari.
Promoviendo vínculos regionales para la adaptación en los Andes
Los Andes albergan ecosistemas excepcionales que dan servicios clave de recuperación del clima, además son fuente de agua para 87 millones de personas. Sin embargo, su existencia está amenazada por la emergencia sanitaria. En ese contexto, las SbN proveen un enfoque costo efectivo para fortalecer la resiliencia ecosistémica y comunitaria.
Ana Becerra, experta en medidas de adaptación del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) explicó que la Iniciativa Andina de Montañas es una plataforma de los 7 países andinos: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Se ha logrado establecer un mecanismo de colaboración para la iniciativa de Montañas, y se formuló una agenda de adaptación al cambio climático priorizando las SbN específicamente en el enfoque de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) y en el trabajo en recursos hídricos.
“Es importante fortalecer los vínculos regionales porque todavía no hay conexión fuerte entre Andes Tropicales y Andes Sur para tener una mesa de negociación climática. La iniciativa de montañas permitirá la incidencia regional en políticas públicas en materia de adaptación, movilización multi actor, y de recursos para la implementación de SbN”, resaltó Ana Becerra.
Finalmente, Murielle Gurtner, Coordinadora del programa EUROCLIMA+ para Expertise France sobre el sector Bosques, Biodiversidad y Ecosistemas (BBE), explicó que a través de los estudios se evidencia que las SbN se implementan en su mayoría en proyectos con un enlace directo con el sector de biodiversidad.
“Vemos la necesidad de difundir las SbN en todos los sectores porque si se nota la importancia de las SbN en proyectos multisectoriales o transversales, y se ve menos en proyectos unisectoriales como transporte, industria o turismo. Es importante crear condiciones habilitantes, herramientas tecnológicas pero también de otra índole como monitoreo y evaluación, gobernanza y de conocimiento ancestral, en co-construcción con las comunidades locales. Necesitamos pasar de una economía de crecimiento a una economía de bienestar, donde se reduzcan las desigualdades, así las SbN van directamente a ese objetivo”, finalizó Gurtner.
Datos
- Mira el el encuentro digital: “Soluciones basadas en la Naturaleza para la restauración en América Latina: experiencias desde el programa EUROCLIMA+” aquí
- Descarga aquí las presentaciones:
- Presentación de Mauricio Luna, GIZ
- Presentación de Carlos Carranza , INTA
- Presentación de Raul Artiga, SICA
- Presentación de Marco Ferrari, ACRA
- Presentación de Ana Cristina Becerra, PNUMA
Sobre EUROCLIMA+
EUROCLIMA+ es un programa financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el gobierno federal de Alemania a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), así como por los gobiernos de Francia y España. Su objetivo es reducir el impacto del cambio climático y sus efectos en 18 países de América Latina y el Caribe promoviendo la mitigación y adaptación al cambio climático, la resiliencia y la inversión. El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
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