La agricultura y la ganadería enfrentan el reto no solo de responder a una creciente demanda de alimentos, sino también de hacerlo ante condiciones climáticas cambiantes e inciertas, y mediante prácticas que disminuyan su contribución al cambio climático y que promuevan la sostenibilidad, al mismo tiempo que disminuyan la vulnerabilidad e incrementen la resiliencia de los cultivos, pero también de las familias productoras. Tanto la agricultura como la ganadería son relevantes para la economía, medios de vida y cultura de la región. No obstante, las tasas de pobreza y pobreza extrema en las zonas rurales de América Latina y el Caribe son cerca de 1.8 y 2.6 veces más altas que aquellas en las zonas urbanas y ante el cambio climático, esta situación puede agravarse aún más.